Año Sacerdotal


Comenzó con las segundas vísperas de la Solemnidad del Sagrado Corazón. Hoy es uno de sus momentos emblemáticos: la memoria litúrgica de san Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars. Lo hemos celebrado por todo lo alto. Adoración al Santísimo Sacramento, solemnes funciones litúrgicas, mesa preparada con la delicadeza de una madre y la "ciencia" de un chef, tertulia larga y en familia. Todavía no ha acabado la jornada. ¿Qué nos traerá la noche?

Escribo este post para que la fecha no quede en el olvido, pero, sobre todo, teniendo en cuenta a un gran amigo. Amigo de años, sacerdote también. Con él he vivido, con él me he formado, con él me ordené, con el he trabajado. Hoy me ha dicho que cambia de parroquia. La Iglesia le necesita en otro lugar. Pensando en él y en el pueblo cristiano que se le confía propongo para vuestra consideración los objetivos principales marcados por el cardenal Hummes para este año de gracia. Dos.

El primero: "Que la Iglesia quiere decir, sobre todo a los sacerdotes, pero también a todos los cristianos, a la sociedad mundial, mediante los mass media globales, que está orgullosa de sus sacerdotes, que los ama y que los venera, que los admira y que reconoce con gratitud su trabajo pastoral y su testimonio de vida".


El segundo: "Favorecer esta tensión de los sacerdotes hacia la perfección espiritual de la cual depende, sobre todo, la eficacia del ministerio. Especialmente por eso, debe ser una año de oración de los sacerdotes, con los sacerdotes y por los sacerdotes; un año de renovación de la espiritualidad del presbiterio y de cada uno de los presbíteros".

Amigos, se trata de querer, de estar orgullosos de tener sacerdotes y de rezar por ellos y con ellos para que sean santos, pastores a la medida del Corazón de Cristo.

Me decía una buena amiga, preocupada: -¿A quién nos mandarán? Sí, hay que rezar mucho para que el Obispo acierte y envíe al más adecuado para hacer crecer más a la Parroquia en número y, sobre todo, en Amor de Dios. Hay que rezar. Pero sin exigencias y aceptando al que vaya, sea quien sea. Me consta que lo hará así.

Nada más. Sólo recuerdo las palabras que hemos leído en el Oficio de Lecturas de hoy. Son del propio Cura de Ars: "Si oráis y amáis, habréis hallado la felicidad en este mundo".

La fotografía es de una imagen de san Juan María Vianney. Está en una de las monumentales iglesias de Avignon. La tomé con otro buen amigo sacerdote (y lector de este blog) en un viaje por la Provenza en el año 2004. Buenísimo recuerdo.

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