26 de noviembre. Canta un gallo.


Terminar noviembre quiere decir, este año, comenzar exámenes. Durante los últimos meses he escrito muy, muy poco. Difícil será que escriba más antes de que llegue la "O" del Adviento el próximo 18 de diciembre. Mientras tanto, presentaré algún texto. Hoy un poema de V. Holan. Es conmovedor. Muy apocalítico como el Daniel de estos días en las lecturas de la Misa. Sólo corregiría dos cosas: donde pone "perdona", yo hubiese puesto "perdóname"; donde pone "Dios", yo hubiese puesto "Dios mío". Sí. Hubiese personalizado más. Una prevención: la poesía no es dogmática. Tampoco es exégesis en rima. Por si acaso alguien confunde.

RESURRECCIÓN

¿Que después de esta vida tengamos que despertarnos un día aquí
al estruendo terrible de trompetas y clarines?
Perdona, Dios, pero me consuelo
pensando que el principio de nuestra resurrección, la de todos los difuntos,
lo anunciará el simple canto de un gallo...

Entonces nos quedaremos aún tendidos un momento...
La primera en levantarse
será mamá... La oiremos
encender silenciosamente el fuego,
poner silenciosamente el agua sobre el fogón
y coger con sigilo del armario el molinillo de café.
Estaremos de nuevo en casa.


(Un sacerdote checo, en una iglesia checa, dijo a Clara Janés un día: "Holan estuvo peleando con Dios toda su vida").

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