La Ciudad de la Pascua
Jerusalén. El edículo de la Ascensión es hoy una mezquita a su manera. Podemos entrar, leer la Escritura, rezar y cantar. Viri Galilei. Los cristianos vienen en procesión para celebrar la misa el día de las Ascensión. Como Íñigo, beso la piedra. Me fijo en las argollas y ganchos de los paramentos. Son para poner lonas y pasar la noche. El Padrenuestro. Dominus flevit. Getsemaní y el hermano Rafael, el custodio de los olivos. No se fía de los remoldadores del lugar. Se trae una cuadrilla de andalices. La tumba de María y la cueva del Prendimiento. Juntas. Fascinantes, las dos. Me da devoción la tumba de la Virgen, el lugar de su gloriosa Asunción. Le cantamos salve.
En el Ambassador, nos enteramos: el papa ha renunciado. Tras el impacto, nos vamos a San Pedro "in gallicantu" y meditamos sobre el príncipe de los apóstoles y sus sucesores. No me hago a la idea. Cenáculo. Tumba de David. Era nuestro y provoca nostalgia. Pange lingua y Veni Creator. Todo con Ubi Caritas. Cenáculo franciscano y sagrada eucaristía. Don Álvaro celebró hic su última misa. Por la noche, una hora santa en la gruta del Prendimiento.. No me he dormido, pero tampoco he amado mucho. Poco. Nada... algo. Sí, algo.
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