Oh!
Hay unos días del mes de diciembre que tienen un sabor especial: los que van del 17 al 23. En ellos repetimos con convecimiento que "el Señor está cerca" o, lo que es lo mismo, "Dominus prope est". Entre todas las piezas litúrgicas propias de estas "Ferias Mayores" del Adviento, destacan las llamadas "Antífonas Oh" (o, desde el latín, "O") que iluminan el canto vespertino del "Magnificat". "Oh" de asombro y "Oh" de expectación.
A este asombro no han sido ajenos los músicos de todos los tiempos. Ni el anónimo chantre medieval; ni el gran Charpentier del XVIII; ni el contemporáneo Arvo Pärt han sido capaces de sustraerse a la belleza y sentido profundo de estas antífonas que recogen lo más esperanzador de las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento. Títulos del Cristo que traen esperanza de redención y de paz a la humanidad de todos los tiempos.
"O Sapientia", "O Adonai", "O Radix Jesse", "O Clavis David", "O Oriens", "O Rex Gentium" y, finalmente, "O Emmanuel". De este asombro hecho oración y canto ya es testigo Boecio en su época.
Sin embargo, yo me voy a quedar con las dos plasmaciones musicales que creo que representan más perfectamente el "ethos" de estos textos antiquísimos. Las que pertenecen al Repertorio Gregoriano y las, más recientes, composiciones del estonio Arvo Pärt. Ambas parten de un compromiso de sencillez de formas que se corresponde muy bien con la simplicidad del Misterio de la Navidad.
Sin duda alguna, es en el gregoriano donde encontramos la expresión musical más antigua de estas antífonas. Estas piezas tiene su origen en la más profunda Edad Media, en la que entronca directamente con el ocaso del Imperio Romano. No olvidemos que este repertorio está ya perfectamente constituido en el año 900. Las 7 responden al mismo esquema musical. Son del II tono (si). Es decir, de un modo plagal que generalmente los tratadistas han asimilado a situaciones de espera serena y confiada, pero no exentas de dramatismo y melancolía.
Por su parte, Arvo Pärt es el pionero del llamado "minimalismo sacro" y estas composiciones responden a sus principios. Este compositor, tras graduarse, centró su atención en el estudio del gregoriano. Y de ahí viene su decisión de buscar la pobreza de formas y la riqueza expresiva en la REDUCCIÓN. Pärt crea su propio estilo ("Tintinnaboli") que evoca el sonar de las campanas. Toda su música, con armonías simples y sin ornamentos, manifiesta la influencia decisiva de la música antigua. Como ejemplo, puedes escuchar "O Emmanuel".
A este asombro no han sido ajenos los músicos de todos los tiempos. Ni el anónimo chantre medieval; ni el gran Charpentier del XVIII; ni el contemporáneo Arvo Pärt han sido capaces de sustraerse a la belleza y sentido profundo de estas antífonas que recogen lo más esperanzador de las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento. Títulos del Cristo que traen esperanza de redención y de paz a la humanidad de todos los tiempos.
"O Sapientia", "O Adonai", "O Radix Jesse", "O Clavis David", "O Oriens", "O Rex Gentium" y, finalmente, "O Emmanuel". De este asombro hecho oración y canto ya es testigo Boecio en su época.
Sin embargo, yo me voy a quedar con las dos plasmaciones musicales que creo que representan más perfectamente el "ethos" de estos textos antiquísimos. Las que pertenecen al Repertorio Gregoriano y las, más recientes, composiciones del estonio Arvo Pärt. Ambas parten de un compromiso de sencillez de formas que se corresponde muy bien con la simplicidad del Misterio de la Navidad.
Sin duda alguna, es en el gregoriano donde encontramos la expresión musical más antigua de estas antífonas. Estas piezas tiene su origen en la más profunda Edad Media, en la que entronca directamente con el ocaso del Imperio Romano. No olvidemos que este repertorio está ya perfectamente constituido en el año 900. Las 7 responden al mismo esquema musical. Son del II tono (si). Es decir, de un modo plagal que generalmente los tratadistas han asimilado a situaciones de espera serena y confiada, pero no exentas de dramatismo y melancolía.
Por su parte, Arvo Pärt es el pionero del llamado "minimalismo sacro" y estas composiciones responden a sus principios. Este compositor, tras graduarse, centró su atención en el estudio del gregoriano. Y de ahí viene su decisión de buscar la pobreza de formas y la riqueza expresiva en la REDUCCIÓN. Pärt crea su propio estilo ("Tintinnaboli") que evoca el sonar de las campanas. Toda su música, con armonías simples y sin ornamentos, manifiesta la influencia decisiva de la música antigua. Como ejemplo, puedes escuchar "O Emmanuel".
Sabias que... juntando las primeras letras de cada antífona, aparece un acróstico invertido. Se forma: "Ero cras" que significa: “estará [aquí] mañana".
ResponderEliminarS apientia
A donai
R adix Iesse
C lavis David
O riens
R ex Gentium
E mmanuel
A lo mejor, ya lo sabías, pero es muy interesante.
Javi