Infierno
Hoy he ido a cortarme el pelo. Como siempre, al llegar, el peluquero, de un modo ritual, me ha preguntado: -¿Tiene usted hora? Mi respuesta, tan ritual o más, ha sido que no. El peluquero -otrora barbero- no es el médico y yo me resisto a "pedir audiencia" para tal asunto.
Mientras esperaba, al final me ha podido coger a los ¡5 minutos!, ha entrado un parroquiano de la peluquería. No buscaba recibir servicio alguno, sino pasar el rato. El fulano ha sido bienvenido por todos, pues se trataba de un andaluz, que como he visto en los primeros segundos, respondía al perfil epigramático de un "séneca". Un señor muy guasón.
Tras dar varias vueltas, también muy rituales, en torno a los escasos muebles, se ha sentado junto a mí, se ha subido un pelín los pantalones para no estropear la raya magistralmente trazada por la plancha y, mirando a no se sabe donde, ha dicho: -¡Dios mío!, ¡no quiero ir al infierno! Luego se ha vuelto hacia mí y me ha confesado: -No aguanto el calor.
Yo también pienso que en el infierno debe hacer mucho calor; que, aunque los exegetas reniegen de las imágenes y de los géneros, en el sub terráneo por excelencia hay calderas combustibles y cuerpos incombustibles. Pienso que el "Garras" va rociando de alcohol de quemar a los condenados y que el fuego hace estallar las cabezas que, insertas en un tiempo intemporal, no dejan de pensar en sus padecimientos y de odiar, no sólo lo odioso, sino todo lo que se presente. Pues todo se presenta como odiable. Que me perdonen los teólogos, pero puesto a pensar, no concibo nada ajeno al espacio, al tiempo y a los sentidos.
Temo el calor, como el guasón, pero no quiero ir al infierno por otros motivos. Quien me conozca, los conocerá. Quien no me conozca, que pregunte. Contestaré.
Mientras esperaba, al final me ha podido coger a los ¡5 minutos!, ha entrado un parroquiano de la peluquería. No buscaba recibir servicio alguno, sino pasar el rato. El fulano ha sido bienvenido por todos, pues se trataba de un andaluz, que como he visto en los primeros segundos, respondía al perfil epigramático de un "séneca". Un señor muy guasón.
Tras dar varias vueltas, también muy rituales, en torno a los escasos muebles, se ha sentado junto a mí, se ha subido un pelín los pantalones para no estropear la raya magistralmente trazada por la plancha y, mirando a no se sabe donde, ha dicho: -¡Dios mío!, ¡no quiero ir al infierno! Luego se ha vuelto hacia mí y me ha confesado: -No aguanto el calor.
Yo también pienso que en el infierno debe hacer mucho calor; que, aunque los exegetas reniegen de las imágenes y de los géneros, en el sub terráneo por excelencia hay calderas combustibles y cuerpos incombustibles. Pienso que el "Garras" va rociando de alcohol de quemar a los condenados y que el fuego hace estallar las cabezas que, insertas en un tiempo intemporal, no dejan de pensar en sus padecimientos y de odiar, no sólo lo odioso, sino todo lo que se presente. Pues todo se presenta como odiable. Que me perdonen los teólogos, pero puesto a pensar, no concibo nada ajeno al espacio, al tiempo y a los sentidos.
Temo el calor, como el guasón, pero no quiero ir al infierno por otros motivos. Quien me conozca, los conocerá. Quien no me conozca, que pregunte. Contestaré.
Yo odio el calor pero me temo que acabaré en el infierno.
ResponderEliminarTú seguro que no
¿Será que no me gusta el verano por su relación con el calor y éste con el infierno?...
ResponderEliminarMi muy querido amigo:
ResponderEliminar¿Para qué disertar de la pena de daño y la pena de sentido?. Algo de lo segundo se experimenta al estar tan lejos de los buenos amigos y tan cerca de una literatura que cada vez admiro más. El séneca y el Dionisos juntos en la barbería hablando del infierno, buen tema para una obra de Goethe.
En serio que por estas tierras, más parecidas ahora al purgatorio (por la temperatura) se extraña mucho a los amigos. Y sin embargo percibo una madurez bien conseguida; no hablo de los años. Envidia sana y buena, y también orgullo fraterno. Non praevalebunt.
Querido Ángel. También aquí andamos purgando que te purga... pero algún día ya no habrá que hacerlo.En fin, que eres tan esperado como añorado. A vover!!!
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