Zapatero, tocado, hundido

Que un fallo informático en las oficinas del INE anticipará ayer mismo que la temida cifra del 20 % de parados no sólo se ha alcanzado, sino que se ha superado con creces constituye un golpe letal para el ejercicio del poder que viene realizando el Gobierno que preside el socialista Rodríguez Zapatero. 4 600 000 desempleados son demasiados incluso para una economía arcáica como la española. Por si fuera poco, y para reforzar el golpe al Ejecutivo, en un nuevo martes negro el Ibex 35 se desplomó hasta un 4,19% en lo que ha sido la segunda mayor caída del año. Este dato no sólo muestra la desconfianza que empresa y banca nacionales muestran ante la falta de iniciativa contrastada y eficaz por parte de nuestros gobernantes, sino que constituye la razón del recelo de las más importantes economías europeas y mundiales ante lo que lleva camino de convertirse en el colapso económico de nuestro país. En la posición descendente sólo nos supera Portugal y Grecia. De hecho es posible prefigurar el futuro social y económico de España contemplando la situación que viven los griegos.

Al crack económico ha de sumarse el descrédito que los españoles muestran por sus instituciones. El pasotismo del que tanto se ha hablado se ha convertido en esta última legislatura en abierta desconfianza. El motivo desgraciadamente hay que buscarlo en la falta de equilibrio y contrapeso entre esas mismas instituciones. La España de las autonomías, lejos de alcanzar el equilibrio constitucional deseado, es un nuevo foco de enfrentamiento entre partidos, gobiernos autonómicos, gobierno central y poder judicial. Los casos, que se multiplican, adquieren una gravedad incuestionable en lo que se refiere al Estatut catalán y al nuevo Estatuto castellano-manchego. El enfrentamiento que lleva a cuestionar el ejercicio mismo de los jueces ha tomado como campo de batalla el mismo en el que se desarrolló la trágica Guerra Civil. 71 años después la herida ha vuelto a ser abierta por el ejercicio sectario e ideológico de un presunto derecho a la recuperación de la Memoria histórica.

Ante esta situación, sólo caben dos determinaciones positivas. Debe optarse, bien por la disolución inmediata del Parlamento y la consiguiente convocatoria de elecciones generales, bien por la creación de un Gobierno de integración nacional en el que, bajo la presidencia del mismo Rodríguez Zapatero, se otorguen carteras ministeriales relevantes a miembros del PP y de otros partidos. Olvidar esta alternativa es apostar por una España del caos.

(Imaginando que soy editorialista del ABC)

Comentarios

  1. Me gusta la paradoja de la desesperanza que muestras mostrando todos esos datos (por cierto, creo que también Italia está por debajo, aunque ya se sabe que en Italia "tutto va bene") y la leve esperanza que se atisba en el deseo de cambiar una política que, por mucho que me pese, veo imposible... Una pena

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  2. Después de una semana, tras haber pensado y escrito estas cosas, la realidad empeora. Sé cual es la solución, pero, de momento, no creo que tenga muchos seguidores. Gracias, Lydia, por pasarte por aquí y dejar tus siempre adecuados comentarios

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