Delibes, escritor y ¿periodista?


Miguel Delibes murió el pasado 12 de marzo. El autor de obras tan especiales como Cinco horas con Mario, Las ratas, Señora de rojo sobre fondo gris o, más recientemente, El hereje es conocido en la mayor parte de los países de habla hispana como uno de los mejores novelistas de nuestro tiempo. Ha sabido imprimir el alma castellana a sus personajes, sus historias y sus espacios. Como nadie, ha transmitido ese poso con el que Unamuno describía la intrahistoria de nuestro pueblo y que, sin la acción de los poetas, se reduce a un decorado tradicional cada vez más desdibujado. Por eso muchos se han visto arrebatados por el nervio narrativo de sus escritos.

Los premios han sido muchos: Nadal (1947), Nacional de Narrativa (1955 y 1999), Príncipe de Asturias (82), Nacional de las Letras Españolas (1991) y Cervantes (1993). Hay más galardones pero en los currículos de los grandes no es necesario exhibir todos los méritos. Sin embargo, no me resisto a mentar que nuestro escritor ha ocupado el sillón "e" minúscula de la Real Academia Española desde 1973. Otro reconocimiento en el que habitualmente no se repara es que, de las más de 20 novelas que escribió, 9 han sido llevadas al cine.

Pero hay más. Delibes no se agota en sus novelas. Está el esposo y padre de familia, el cazador, el profesor y el periodista. Sí, fue periodista y, con su excelente trabajo, niega el prejuicio enciclopedista que a partir de 1751 ha puesto en entredicho tantas veces el valor de esta profesión. Es en esa fecha cuando Diderot escribe que "las gacetas deterioran la cultura y van en contra del verdadero saber" y que "el periodismo es propio de gente ignorante, un flagelo para los que verdaderamente trabajan". ¡Como si el periodismo hiciera decaer la literatura! Con Miguel Delibes, está claro que no. En 1943 obtuvo su carné de periodista oficial. Antes, ya había publicado varios artículos y, también, caricaturas. En 1952 fue nombrado subdirector de El Norte de Castilla y en 1958, director. Metido de lleno en su quehacer periodístico, publicó su primera novela, La sombra del ciprés es alargada (1948). Pensar por libre y expresarlo en su periódico le trajo algunos problemas con la censura. Al comparar sus escritos periodísticos y sus ficciones narrativas podemos darnos cuenta de que el estilo y el genio van con la persona, con su cultura y su capacidad reflexiva. No se puede decir que el periódico sea la expresión quintaesenciada de lo vulgar y lo superficial. Tampoco podemos afirmar que la novela sea el culmen de la experiencia intelectual humana. No. Quizás pueda decirse que hay periódicos malos y buenos. Que hay novelas buenas y malas. Que hay periodistas celosos de su profesión y otros, negligentes. Que hay novelistas comprometidos con su producción artística y otros que se dejan llevar por el descuido o la fama malentendida. Pero las generalizaciones son siempre injustas. Delibes fue grande como periodista y gigante como novelador. Hizo de su oficio de escribir un arte. Lo hizo llenando de belleza sus columnas y de realidad sus novelas. Sí: se puede ser buen escritor y periodista a la vez.


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