Política, mentiras y eufemismos


En resumen: MANIPULACIÓN. Así es como debiera terminar el título de esta entrada. Pero vayamos por partes.

Hace unos años, en concreto en 2003, el hoy difunto profesor Roldán Pérez, catedrático de la Universidad de Murcia, publicaba un afilado artículo, titulado Comunicación y eufemismo: patología de la propiedad lingüística. En él, denunciaba cómo el eufemismo es el modo de manipulación más utilizado para traspasar los puntos más discutidos en el debate ético al campo de las ideologías y de las propuestas políticas de los distintos partidos. Normalmente, se trata de esconder el término concreto y discutido en un rodeo lingüístico con el ánimo de narcotizar la conciencia del pueblo con el disfraz de unas palabras más o menos asépticas. El efecto se logra: al endulzar el término, se evita el rechazo casi instintivo que provocan ciertas realidades perversas.

¿De qué estoy hablando? De la "interrupción voluntaria del embarazo" que esconde la realidad del aborto. Por cierto, perfectamente definida por el Diccionario de la Real Academia. De la "pre adolescencia" que no deja de ser una fase de la niñez. De la "eutanasia" que disfraza la realidad del suicidio asistido. Del "retraso de la regla" que no es otra cosa que un embarazo en sus primeras semanas. Del "pre-embrión" que es simple y llanamente el embrión. La verdad es que son muchos casos y de mucha actualidad.

El profesor Lobato, Representante del Vaticano ante el Consejo de Europa y Rector de la Universidad de Lugano, ha puesto por escrito, de un modo muy plástico, en qué consiste la manipulación provocada por el uso de los llamados "eufemismos mendaces": "Considerados de uno en uno parecen conceptos fascinantes, pero no se trata de una novedad, sino, más concretamente, de la propia diversidad del lenguaje, con el propósito de sustraer algunos derechos humanos a toda norma ética para relegarlos a la privacy, mediante un lenguaje ambivalente que promueve ideas y prácticas, que contradicen lo que significan a primera vista". Lobato no se retrae a la hora de llamar a las cosas por su nombre. Para él, estos eufemismos son utilizados para camuflar conductas que repugnan a cualquiera. Son auténticas mentiras, pues no concuerda el pensamiento con la realidad y la palabra, además son utilizadas para llevar a cabo un engaño ideológico.

Y esto es así. La semana pasada se aprobaba y, posteriormente, se sancionaba por el Rey la Ley Orgánica 2/2010 o de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo. ¿A qué responde su título? Su carácter más engañoso viene dado por la primera de las palabras: Salud. Nadie, en su sano juicio, discutiría que los gobiernos deben hacer todo lo posible por facilitar la salud integral de los ciudadanos, mediante la prevención y el tratamiento de las patologías. Sin embargo, el aparato de la ley que se esconde por detrás del término salud, lejos de secundar las recomendaciones de, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), recoge punto por punto las reivindicaciones de una determinada ideología: la ideología de género. En algún caso, lo escondido se manifiesta. Así, en el número 1d del Artículo 5, donde se exponen los objetivos de la actuación de los poderes públicos, se afirma sin ambages que lo que se garantizará es "la educación sanitaria integral y con perspectiva de género sobre salud sexual y reproductiva". ¿Qué es la dichosa "perspectiva de género"? Sin duda, se trata de una corriente ideológica, inicialmente feminista radical, que busca un determinado tratamiento social y político de las llamadas nuevas realidades: homosexualidad, lesbianismo, transexualismo, uniones de hecho entre estos. Además, no sólo buscan dotarlas de una base jurídica favorable, sino que, a través de la educación, quieren darles un barniz de normalidad. Uno de los pasos que se considera fundamental en este camino es un capcioso "derecho a la maternidad libremente decidida" y que consiste en liberar a la mujer de la esclavitud y dominio que, respecto al varón, supone el embarazo. Resulta curioso que este sea, tal cual, el número 2 del Artículo 3 de esta Ley.

Visto lo visto, uno empieza a dudar de la recta intención de quienes han sacado adelante esta Ley, que para la mayor parte de los españoles trata únicamente de salud, porque así se la han presentado. Por si fuera poco, en los mismos días se presentaba a la opinión pública la iniciativa del Gobierno de Suiza de distribuir de modo gratuito preservativos de un tamaño adecuado a los "pre adolescentes". Otro eufemismo. Porque, ¿quién considera normal que un niño de 12 años mantenga relaciones sexuales con o sin condón?

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