... y amigo Dawkins, "ateo, humanista y escéptico" (sic)
El adagio latino gemini geminos quaerunt se cumple una vez más. La versión en español culto sería: "Dios los cría y ellos se juntan". Aunque creo que, visto lo visto, ni uno ni otro aceptarían el contenido objetivo de esta frase, especialmente en lo que refiere al concepto "Dios" para el cual no hallan referencia ni sentido.
Dawkins -el "Biólogo"- ha felicitado a Hawking -el "Físico"- por darse cuenta de la tautología que supone el recurso a Dios, cuando hay una ciencia que da razón de todo. No se han percatado de que lo único que hacen -con el argumento de la tautología- es dotar a la ciencia experimental, en su versión macro (cosmología) y micro (biología), de los atributos esenciales y operativos que tradicional y racionalmente se han predicado de Dios. Sólo tienen un problema: la ciencia que ellos practican es incapaz de comprobar inductivamente que lo que afirman se da en todos y cada uno de los casos posibles (no olvidemos: "la ciencia está infradeterminada por los hechos"). Cuando, siguiendo otro camino, intentan una demostración deductiva, chocan con otro escollo: son muchos los postulados indemostrables de los que parten para plantear sus teorías.
Al final, sólo cabe decir que Hawking y Dawkins se olvidan de la ciencia para negar la existencia de Dios y recurren a la mera opinión. O de otra manera: ¡Santo Dios, traicionan la racionalidad de la que presumen! Su argumento sería del tipo (y perdón por la reducción al absurdo): "No me gusta el tomate. Luego el tomate es nocivo para el ser humano". Con lo bueno que es el tomate de nuestra soleadas huertas...
Como complemento a esta reflexión tan de andar por casa, os regalo otro texto de María (la Zambrano, sí). Esta "roja" lo tenía claro:
"Mas no es exacto decir que la relación quede intacta con ciertas realidades cuando las negamos; más bien sucede que la relación cambia de signo y se intensifica hasta tal punto que, cuando más fuera de nuestro horizonte quede el objeto, más amplia, profunda es nuestra relación con él, hasta invadir el área entera de nuestra vida, hasta dejar de ser una relación en el sentido estricto del término... Pues relación sólo la hay cuando los dos términos aparecen claramente dibujados. Cuando uno de ellos, que es el que comporta máxima realidad (Dios), desaparece, se abisma la relación. Y entonces sucede simplemente que el otro, el que no puede desaparecer -en este caso, nosotros, nuestra humana vida-, queda sumida en una situación indefinible, queda a su vez abismado".
Y, luego, ¡que aparece la angustia...!
¿El abismo es la falta de relación con Dios?,¿es por eso que los ateos siempre están intentando demostrar la no-existencia de Dios,porque en el fondo todas sus vidas estan encaminadas a justificar su no creencia ,a llenarlas de razones que den un sentido a su existencia,a llenar de algún modo ese vacío?sí,están "abismados",¡vaya pena!
ResponderEliminarNo hay nadie más "creyente" que un ateo. La fe en el ateísmo es más arriesgada que la fe en Dios y la razón es que, mientras esta última se apoya en la experiencia y en la racionalidad humana, la primera es totalmente irracional. Un ateo es el que niega lo evidente. Por eso hay tan pocos ateos y por eso lo pasan tan mal. Un saludo María y gracias por dejar tu huella en estas páginas.
ResponderEliminarNo existen los ateos como tal, decir eso delimitaría la existencia de un ser humano a una simple postura ideoloógica: "No creer en dioses". Yo mejor diría una Persona atea, de esta maner antecede la premisa de que es un ser humano (que implicitamente agrega la infinidad de detalles que lo constituyen como tal) y en seguia denota la postura ante la fantasía de los dioses. Decir no hay nadie màs creyente que un ateo es tan vaga como decir: no hay nadie màs homosexual que el homofóbico.
ResponderEliminar•Lo evidente es personal.
•pasarla mal o bien, no lo determina la postura ideológica ante los dioses.
No quiero comenzar el eterno debate de si existen los dioses, únicamente exponer mi punto sobre la concepción que se tiene sobre el que piensa distinto a uno, a veces pareciese que lo cononcemos a fondo, pero jamás es así...
En fín cada quien defederá a capa y espada, lo que le provee de placer.
Saludos
Visitante "Deicidium":
ResponderEliminarNunca un nombre mostró de un modo más palmario la imposibilidad que acorrala al hombre: Si no existe, no se le puede matar. Si es, no se le puede anonadar.
Tienes razón en algo fundamental: nunca conocemos al otro hasta el fondo.
Tampoco a nosotros mismos. Al fin, el que nos conoce es Dios. Por eso, en adelante, le dejo los juicios a Él.
A ti, gracias por visitar y comentar. Un cordial saludo.