Abominable conducta
En nuestra sociedad, organizada según los benéficos parámetros del relativismo dictatorial, se ha cometido el único pecado, el único delito posible. Todos se han dado cuenta -hasta el Gran Wyoming-. Ha saltado a los medios: por algo, son nuestra conciencia. Unas monjas cistercienses de Zaragoza -en este caso no se aplica la presunción de inocencia- son responsables de la gran aberración: no han declarado al fisco el dinero que atesoraban en un armario de su clausura. Anatema sit.
Sin duda, es un fracaso colectivo. Pero las culpables son ellas y nadie más. Deben pagar. La sociedad progresista las va a someter al oprobio merecido. No hay remisión. Son leprosas del siglo XXI. ¡Que les corten la cabeza!
Su crimen clama hasta las sedes de la representación popular. Es una mancha asquerosa que desdice de las conquistas sociales del presidente del Gobierno y de su partido. ¡Qué triste es ver que unas mujeres [seguro que sumisas y homófobas] se han olvidado de que todo lo deben al estado! ¡¡¡INGRATAS!!!
PS: Pues a mi me sigue pareciendo más grave el aborto y la educación para la ciudadanía. Y que quede claro: si han estafado a la hacienda pública, que lo paguen.
¡Cómo se alegran algunos de los males de otros!, sobre todo si llevan hábito o sotana. ¡Cuanto trabajo se va a pique por una sola falta, cuanta credibilidad por una sola mancha!. ¡Cuanto fariseismo en la sociedad! ¡Cuantas ganas de juzgar a lo religioso. Se lo han puesto en bandeja, son tontas tontas....
ResponderEliminarLo pagarán bien pagado. No las justifico en absoluto, pero estoy tan harta de pagar a hacienda para que otros gestionen mis impuestos, y los gasten en hacer leyes que me escandalizan, que mira, si no las llegan a descubrir, casi que me alegro. Menos mal que desde el día de los autos no he salido a caminar. Solo en una comida se desataron las iras, pero Angeles de Irisarri echo un cable de salvación a estas pobres.
Y comienza otra semana, que nos cunda y recorramos el camino con alegría
Un abrazo