¿Cuántos eran los manifestantes?


Para muchos, la pregunta acerca del número de participantes en la manifestación por la vida que se desarrolló ayer en Madrid es el asunto primordial. Este interés no deja de ser una corruptela heredada de la reducción procedimental a la que se está sometiendo a la comprensión de "lo democrático". Si somos muchos nos tienen que escuchar. Como eran pocos no representan al conjunto de la sociedad española. Pero, todos olvidan lo fundamental: la defensa de ayer era defensa de la verdad y del bien.

Para Efe (siempre tan gubernamental como cuando la creó Franco) ayer se concentraron, como máximo, 63 300 personas. Para la policía, 250 000. La Comunidad de Madrid estimó la participación en 1 200 000. La organización, entre millón y medio y dos millones. Cediendo a la tentación cuantificadora, mi reflexión es la siguiente. Había mucha gente. Es difícil que fueran dos millones: ¡París tiene esa población! ¿63 000? Son muchos... pero había bastantes más. Desechando los extremos, nos quedaremos con una consideración cualitativa de la cantidad. España, con representación de todas sus regiones, salió a la calle. España, representada en todas sus edades, salió a la calle. España, representada en todas sus opciones políticas (me consta), salió a la calle. España, representada en todas sus clases (si se puede seguir hablando de clases), salió a la calle. España, representada en todos sus creyentes, agnósticos y ateos, estaba allí. España estaba ayer en el centro de su capital y allí estábamos representados todos los españoles. Más, incluso, que en el simulacro de Congreso que tenemos y que, empiezo a creer, nos merecemos.

Pero esto no es lo importante. Lo importante es que ayer la vida se manifestó a favor de la vida, de cualquier la vida. Ese gracias a la vida que llenaba hace unas décadas la boca de los progres es ahora, purificado, el grito de los que se han hecho capaces de construir sociedad, de hacer familia humana sin ceder al chantaje de la burda ideología de género, del materialismo más destructor o del neoliberalismo diabólico.

La vida sin complejos ni restricciones se manifesto a favor de la vida y mostró que, sólo desde el reconocimiento de su dignidad sin ambages ni recortes, se engendra nueva vida y se acrecienta la que hay, hasta tal punto que la muerte es vida cuando llega (pero no cuando se busca).

Vi la manifestación a través de Intereconomía Televisión y me quedé con una imagen de esperanza: allí estaba en pleno la humanidad del mañana. La única humanidad con futuro.


Comentarios

  1. La defensa de la vida tiene muchos frentes: médico, jurídico, moral, social. Pero hay uno que no podemos olvidar, y a mi parecer es el definitivo: El periodísitico. Los que fueron estaban convencidos, los de la cultura de la muerte no hay quien los convenza, pero al resto que parecen meros espectadores hay que ganarlos en la batalla de la comunicación. De ahí que sí importa mucho saber qué dice cada uno: sí 250.000; si un millón, dos millones...ese mareo de cifras pone de manifiesto de que lado está cada uno. Si unos engordan y otros enflacan las cifras es porque ahí hay otra batalla, y también esa hay que ganarla. No se trata sólo de la verdad de las cifras sino de que se ponga de manifiesto la "dureza de los corazones" de los que, llamándose demócratas, no son sino dictadores y su medio de represión actual es un slogan bien meditado y una campaña publicitaria que hay que desmontar.

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