Realismo cristiano
Ayer visité, como tantas otras semanas, la web de un sacerdote bastante significado. Voy a dejar el complejo calificativo en ese mero "bastante significado". Muchas veces coincido en sus análisis, casi nunca en sus recetas (o, ¿debería decir receta?). Los últimos tres editoriales responden a los siguientes títulos:
"Si Dios no lo remedia" del 16 de septiembre,
"Esto es un abuso" del 25 y, finalmente,
"Mal empezamos, amigo" del 3 de octubre.
¡Qué pena de títulos!, ¡qué cerca está del Fede que tanto critica!, ¡qué falta de realismo cristiano! Y esto último es lo más grave, porque denota falta de esperanza viva. El cristiano es realista, pero el realismo cristiano es optimismo sobrenatural. ¡Todo se dirige a Dios!, ¡todo es bien para los que lo aman!, ¡la niña no está muerta, está dormida!...
El agotamiento, la destrucción y la negatividad nunca podrán ser verdad. Por eso el cristiano no es un aguafiestas ni un pájaro de mal aguero. No, es un entusiasta.
Todo lo contrario que el hastío del moderno. Como el de Munch cuando escribía en 1893: "Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve, me apoye en la valla, indeciblemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro y azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientrás yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza".
El anuncio del cristiano no es el grito de Munch.
"Si Dios no lo remedia" del 16 de septiembre,
"Esto es un abuso" del 25 y, finalmente,
"Mal empezamos, amigo" del 3 de octubre.
¡Qué pena de títulos!, ¡qué cerca está del Fede que tanto critica!, ¡qué falta de realismo cristiano! Y esto último es lo más grave, porque denota falta de esperanza viva. El cristiano es realista, pero el realismo cristiano es optimismo sobrenatural. ¡Todo se dirige a Dios!, ¡todo es bien para los que lo aman!, ¡la niña no está muerta, está dormida!...
El agotamiento, la destrucción y la negatividad nunca podrán ser verdad. Por eso el cristiano no es un aguafiestas ni un pájaro de mal aguero. No, es un entusiasta.
Todo lo contrario que el hastío del moderno. Como el de Munch cuando escribía en 1893: "Caminaba yo con dos amigos por la carretera, entonces se puso el sol; de repente, el cielo se volvió rojo como la sangre. Me detuve, me apoye en la valla, indeciblemente cansado. Lenguas de fuego y sangre se extendían sobre el fiordo negro y azulado. Mis amigos siguieron caminando, mientrás yo me quedaba atrás temblando de miedo, y sentí el grito enorme, infinito, de la naturaleza".
El anuncio del cristiano no es el grito de Munch.
¿Qué sería de los cristianos, sin la esperanza?. La fuerza en la vida nos la da Dios. Estoy de acuerdo contigo. El entusiasmo es lo que nos tiene que distinguir de los demás. Me alegra que vuelvas a publicar. ¡Buena semana!
ResponderEliminarGracias por tu comentario en facebook (también por este). Me dejaste con la mosca detrás en la oreja y, por fin, superando lo urgente y sopesando lo necesario, me pongo y me repongo a escribir en este pequeño espacio tan cerrado como abierto. Hemos de hablar. ¡Buena semana a ti también!
ResponderEliminar