Benedicto XVI, el preservativo y la falta de inteligencia


La falta de inteligencia no es un problema del Papa. La falta de inteligencia es de quienes, apostados detrás de sus ideologías (generalmente, la de género), han olvidado el papel central de la prudencia en el vivir humano y en el discutir sobre lo humano. Estos faltos de inteligencia suelen malentender las palabras de Benedicto XVI, especialmente cuando habla con una mayor soltura. Es decir, cuando departe con los periodistas en un avión camino de algún evento pastoral de magnitud.

¿Ejemplos de esto? Digamos dos: el caso "preservativo" en su viaje a África y el caso "años 30" en su último viaje a España. Pero nos vamos a detener en el primero, pues la temática ha vuelto suscitar un vivo (¿muerto?) interés, tras el resumen que de un libro muy prometedor se ha publicado en L´Osservatore Romano. ¿Aceptación del preservativo como algo normal en la sexualidad humana? No, de ningún modo. Eso no lo ha dicho el Papa ni lo puede decir, porque queda fuera de toda ecología sexual.

¿Que qué ha dicho? Que si una prostituta no emplea preservativos con sus ¿clientes? (no se qué palabra darles) está cometiendo un delito contra la salud pública. Pero, en este caso, el problema no es el preservativo, sino una sociedad compuesta por personas cada vez más despersonalizadas. Una sociedad humana deshumanizada, que ve normal el tráfico de sexo y la promiscuidad.

Por tanto, de las palabras del Papa no puede deducirse que el preservativo sea un bien, pero tampoco una solución para, por ejemplo, el problema del SIDA y los mal llamados embarazos no deseados. De ningún modo. La solución para esto sigue siendo la continencia y la estabilidad. ¿El matrimonio? Pues sí, el matrimonio.

Añado un extracto del artículo que sobre el tema ha publicado hoy La Gaceta. Está más o menos bien tratado:

"El Papa lo ha manifestado en el libro-entrevista La luz del mundo. El Papa, la iglesia y las señales del tiempo. Una conversación con el Santo Padre Benedicto XVI, del escritor Peter Seewald, que saldrá a las librerías el 23 de noviembre y del que hoy ha publicado un resumen el diario vaticano L'Osservatore Romano.

En el libro, dividido en 18 capítulos y de 284 páginas, el Papa Ratzinger afirma que la batería de preguntas a las que fue sometido no le pilló "del todo" por sorpresa los escándalos de clérigos pederastas, pero la dimensión del escándalo fue "un shock enorme".

Preguntado por la sexualidad, Benedicto XVI dice que "concentrarse sólo" en el preservativo significa "trivializar" la sexualidad y que esa "trivialización" hace que muchas personas no vean en la sexualidad la expresión del amor, "sino sólo una especie de droga, que se suministran a sí mismos”.

"Puede haber algunos casos justificado (del uso del preservativo), por ejemplo cuando una prostituta utiliza un profiláctico. Ello puede ser el primer paso hacia una moralización, un primer acto de responsabilidad, consciente de que todo no está permitido y no se puede hacer todo lo que uno quiere", afirma.

Benedicto XVI agrega que de todas las maneras, el uso del preservativo "no es la verdadera manera para combatir el sida, ya que es necesaria una humanización de la sexualidad".

Con estas palabras, el Papa reitera lo que ya dijo durante su viaje del pasado año a África, cuando camino de Camerún afirmó que el sida "no se combate sólo con dinero, ni con la distribución de preservativos, que, al contrario, aumentan el problema".

El sida, según Benedicto XVI, se vence con "una humanización de la sexualidad y nuevas formas de conductas”.

En fin, el tema del día, con titulares tan carnavalescos como el de El País o el de Público o el de El Mundo (en este orden):

Onusida destaca el "paso" dado por el Papa sobre el preservativo

Aído dice que las palabras del Papa son un avance pero hacen falta más pasos

Asociaciones de mujeres piden al Papa ser 'más contundente' con el condón


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