Belén: ¿anuncio o denuncia?
Mañana llegará. Todos nos volveremos a ese lugar donde cambió la historia. Belén es cielo más que tierra. Belén es vientre de Madre más que establo. Belén es Dios más que hombre. Esto último no es, por supuesto, negar que Jesús sea hombre verdadero, sino afirmar que siendo grande que Dios se humane, más portentoso es que, por ello, el hombre se "divine" (perdóneseme este neologismo, pero es que "divinice" no me gusta).
Pues bien, en medio de mis pensares y rezares para acudir presto y dispuesto a la llamada de los ángeles, he vuelto a sucumbir curiosamente en el abismo de las lamentaciones frankfurtianas de cierto hermano mío. Se ha puesto estupendo -como acostumbra- frente a lo que, de modo maniqueo, llama "jerarquía". Ya no insta a este "colectivo" a adoptar medidas de "izquierda", sino que los denuncia en el sentido más soviético de esta acción diabólica (el malo denunció al Bueno).
La denuncia -no en carne viva, sino descarnada y, por tanto, desencarnada- no consigue ser Navidad, porque Belén no es denuncia. Belén es anuncio. Y no nos engañemos con argumentos sofistas: no es que el anuncio contenga la denuncia y, por ello, sea más perfecto. La "d" de denuncia es la "d" de difamación. En la "a" de anuncio no cabe esta "d". Del mismo modo que el día no contiene a la noche y la luz no entraña la tiniebla, el anuncio es novedad radical que no nace de la negación, sino de la afirmación de lo Otro.
Mañana a estas horas estaremos disponiéndonos para celebrar la Misa del Gallo. En muchos sitios los sufridos feligreses se enfrentarán a la sustitución ideológica del Gloria in excelsis Deo et in terra pax hominibus bonae voluntatis por cuatro eslóganes de la propaganda sindical. Donde esto suceda no habrá Navidad. Porque, aunque en un gesto de suficiencia no rompamos el frasco de alabastro, sino que lo vendamos, a los pobres los tendremos siempre entre nosotros esperando el anuncio de la revolución. ¿De la revolución? No, claro. De la revolución, no. Lo que esperan es el anuncio del Cielo que ha fecundado la Tierra y ha sido dado a Luz. En Luz. La Luz.
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