El quinto evangelio de la Galilea (II)

Zaragoza y Madrid, sobre la bahía de Haifa

Haifa. De otros tiempos quedan las vías del Orient Express. Pasamos por el suntuoso centro fundacional de los bahai. No entramos, seguimos hacia Stella Maris. Un español en el XVI restauró aquí la vida carmelitana. Nuestro padre san Elías la fundó y, por eso, veneramos la cueva iluminada y caldeada por sencillas candelas sobre la que se asienta el santuario mariano. Karmel, el mar y el puerto. Declina el sol, llega el shabat. Haifa se paraliza. Llegar a Acre, la ciudad hospitalaria, cuesta un cuarto de hora largo, gracias al descanso judío que ha liberado de tráfico todas las vías. Cerca, Tiro y Sidón. 

El puerto de Acre

Acre de san Juan. La Edad Media en medio de la Contemporánea. Deseo volver a callejear por el zoco hasta el puerto. Entrar en la Mezquita Blanca del Carnicero y tomar los enjundiosos dulces que se ofrecen al viajero. En el hotel Golam, el pianista hebreo y sus calcetines blancos de deporte, descubiertos bajo su atuendo negro, llenan el ambiente con las más romanticonas músicas, el piano de pared suena bien a pesar de tener ya más de un siglo.

El pianista del Golam

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