Alfombra para que pisen


Un texto medieval que se encontró en Salzburgo. Lo divulgó mosén Jordi Sans Vila, formador del Seminario de Barcelona, que lo vio escrito en la pared de un monasterio alemán. Dice:

"Un sacerdote debe ser muy grande…
y a la vez muy pequeño;
de espíritu noble, como si llevara sangre real…
y sencillo como un labriego;
Héroe, por haber triunfado de sí mismo…
y hombre que sabe sufrir;
fuente inagotable de santidad…
y pecador a quien Dios perdonó;
Señor de sus propios deseos…
y servidor de los débiles y vacilantes;
uno que jamás se doblegó ante los poderosos…
y se inclina, no obstante, ante los más pequeños;
Dócil discípulo de su Maestro…
y siempre dispuesto a servir.
Pordiosero de manos suplicantes para los pobres…
y mensajero que distribuye los dones más grandes a manos llenas;
Siempre animoso luchador en el campo de batalla…
y madre tierna a la cabecera del enfermo o de quien sufre y llora;
Anciano por la prudencia de sus consejo,
niño por su confianza en los demás;
amante de lo humilde y aspirante a lo más sublime…
El sacerdote: Debe ser hecho para la alegría.
Ajeno a la envidia, transparente en sus pensamientos…
Amigo de la paz, sincero en su decir,
que con su vida nos muestre a Jesucristo".

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