Qui est veritas?


Día de Reyes. En la sociedad del sentimentalismo sólo queda la pura fachada. Nada de profundidad, nada de interioridad. Benedicto XVI en su homilía para la fiesta de la Epifanía del año 2007 afirma que, aun siendo verdad que una estrella condujo a los Magos de Oriente en su caminar, lo que posibilitó que llegasen a postrarse ante el Redentor fue su búsqueda de la verdad. No vieron la estrella y se pusieron en camino, sino que estaban en camino y vieron la estrella.

Sólo la búsqueda de la verdad puede explicar que unos hombres sabios -los más sabios de su tiempo- se prosternaran ante un Crío (Divino, pero crío) recostado en los brazos de una niña tan sólo adornada por la pobreza. Los Magos no estaban sujetos por ninguna atadura, estaban dispuestos a arriesgar. Y lo hicieron.

Nuestro tiempo, pagado de sí, no se arrodilla ante el Salvador. Y es probable que no lo haga porque ya no busca la verdad. Ha renunciado a ella. No lo ha hecho con sesudas fundamentaciones teóricas, sino refugiado en la tibieza, el conformismo y la seguridad de que la tranquilidad propia será respetada si uno mismo respeta las opiniones de los demás. Así, los hombres y las mujeres de nuestro tiempo han trasvasado el respeto debido a la dignidad de las personas al respeto de las opiniones, sean las que sean. Han olvidado que lo único que merece respeto es la persona, mientras que las opiniones pueden ser verdaderas o falsas. No las dos cosas al mismo tiempo. La humanidad camufla su falta de caridad en el silencio vergonzante que no corrige amorosamente sino que se conforma con un irenismo procedimental.

Cuando a nuestro gran Ortega y Gasset le preguntaron sobre lo característico del animal hombre respondió que éste era un animal "verdávoro". Ni herbívoro, ni carnívoro, ni omnívoro. VERDÁVORO. O lo que es lo mismo: un animal que se alimenta de la VERDAD. Hoy el pensador daría por probado empíricamente lo que él mismo dijo sobre el hombre masa. El problema más grande de nuestro tiempo no es el cambio climático, sino que el ser humano está experimentando un cambio sustancial. Se olvida de lo que es, para pasar a ser menos. Y siendo menos, el mundo circundante está menos humanizado que en plena Edad Media. En esa edad de tanto claro-oscuro la verdad estaba presente y coincidía con lo uno, el bien y la belleza. Coincidía con el ser.

Buscar la verdad es la condición para encontrar a Jesús, para conocerlo y amarlo. Nos lo enseñana los Magos de Oriente.

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