Bombas en el Pilar

ZARAGOZA (04.10.2013). El Pilar resiste. Una vez más queda acreditado que ha sido edificado por una fe a prueba de bombas. Firme y segura como aquella columna que nos dejó la madre de Jesús. Por fortuna, el artefacto, que explotó el pasado miércoles a primera hora de la tarde, pasará a la historia como un sucedido más. Sin víctimas personales, sin daños al patrimonio. Ojalá, con mucho crecimiento del amor y el respeto a nuestras raíces. Del amor y respeto a nuestra Virgen: la del Pilar.

¿Cómo valoro el incidente? Creo que es de extrema gravedad. Se ha atentado contra la identidad de un pueblo, que, por otra parte, a pesar de sus pecados e incongruencias, ha sido capaz de edificar una historia de humanidad. Zaragoza en torno al Pilar ha construido familias, expresiones artísticas, relaciones de dependencia en el amor. Un pasado, un presente y un futuro. Se ha intentado destruir una fuente de bondad. O, al menos, se ha amenazarla.


Y nosotros, pueblo noble de ideales universales, herederos de un legado cristiano, ¿qué hacemos? Recuerdo aquella copla popularizada en el ya bicentenario año de 1810: “Con las bombas que tiran los fanfarrones, se hacen las gaditanas tirabuzones”. Nosotros, con los restos de esa bomba que estalló anteayer, hacemos actos de amor a la Virgen, que una vez más nos ha protegido. Actos de amor y de perdón. Y también la promesa de implorar por todos abrazados a su Pilar. Amigos, oyentes, estos días tenemos que reventar la basílica de nuestra Madre a base de amor.


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