Clamor... por una iglesia democratizada

ZARAGOZA (08.11.2013). Algunos -creo que no muchos, aunque pudiera equivocarme- piensan que el papa Francisco tiene como único objetivo democratizar la iglesia católica. Se apoyan en algunos gestos suyos de comunión y corresponsabilidad. El último tiene que ver con la próxima Asamblea General Extraordinaria -uno de esos famosos sínodos de obispos- que abordará el tema de la llamada “iglesia doméstica”. Es decir, la familia y en el contexto de la evangelización.

Muchos medios de comunicación, con el interés de presentar a un Francisco rompedor de la tradición, han aireado una encuesta destinada a preparar dicho encuentro de obispos. Y lo han vendido como una “novedad”. De novedad, nada. Es lo normal. Cualquier cuestión que se trabaja en Roma va precedida de un montón de consultas a los obispos de todo el mundo. Se pregunta al obispo de Kazajistán, al de Nueva Delhi, y al de Mogadiscio. También al de Nueva York y, por no ir más lejos, al de Zaragoza. Lo mismo hizo Pablo Sexto, el beato Juan Pablo Segundo y el emérito Benedicto Dieciséis. Todos.


¿Va a emprender Francisco la democratización de la iglesia? ¿Qué modelo va a seguir? ¿El español, el alemán, el cubano? Creo -y en esto me parece que no me equivoco- que el papa Francisco no va por ahí. En todo caso, su interés es otro: quiere que vivamos en una iglesia no mundanizada, del Espíritu Santo, orante y pobre. Una comunidad de cristianos y cristianas no mundanizados. Pero me parece que eso de democratizar suena algo mundano. ¿Demasiado mundano?


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