Ideología de género (V)


Aproximación sistemática a la Ideología de género (I)

A. Planteamiento doctrinal.

Una vez sentados los antecedentes de la sociedad permisiva y, consiguientemente, de la ideología de género, podemos centrarnos en esta última.

La ideología de género se presenta y desarrolla a partir de la década 1960-1970. Como todos los fenómenos de este cariz no se trata de un movimiento homogéneo. De hecho, para muchos autores se trata de un tipo más de feminismo, ciertamente más desarrollado, pero que responde a sus principios. Para otros, la mayoría, la ideología de género es algo nuevo que se asienta sobre las bases de la revolución sexual y el feminismo radical y del que se alimentan de modo simbiótico los grupos maltusianos y ecologistas radicales.

Para los ideólogos y seguidores de este pensamiento, el término “género” se contrapone a “sexo”. Mientras “sexo” pone de relieve la distinción natural entre varón y mujer, “género” tiene un carácter simplemente lingüístico y ofrece tres variantes: masculino, femenino y neutro. Son variantes morfológicas, meras construcciones culturales que, según estos autores, cargan con el lastre de una determinada cosmovisión que ha conducido a la sumisión de las mujeres. Es decir, para los representantes de la ideología de género, masculinidad y feminidad no tienen ningún papel natural específico y la combinatoria simbólica de los sexos se presenta como un medio para reconstruir el universo, comenzando por el propio ser humano. De aquí se deriva la afirmación de que términos como familia, maternidad, procreación o heterosexualidad no tienen ningún sustrato natural, son meros productos culturales “biologizados”.

Hoy en día —afirman, tomando a la mujer como excusa— las mujeres son conscientes de cómo han sido configuradas, durante largo tiempo, como seres inferiores, excluidas de los ámbitos de decisión social y de la universidad. Para romper con este “destino fatal”, es necesario liberarse del matrimonio y de la maternidad. El primer paso para ello se ejerce desde la llamada ingeniería social y consiste en mostrar que cualquier actividad sexual es lícita y aceptable. Dicha actividad se fundamenta en la existencia de distintos géneros: heterosexual masculino, heterosexual femenino, homosexual, lesbiana, bisexual e indiferenciado. Lo heterosexual no deja de ser una opción más en un horizonte donde el género mismo es un artificio libre de ataduras y todo comportamiento sexual queda reducido a papeles cuyos actores serían intercambiables.

Destruida la diferencia sexual —de fundamento biológico—, se hace necesaria la disociación entre sexualidad/procreación y entre maternidad-paternidad/filiación. Esto será posible en sociedades “más imaginativas”, donde la reproducción biológica sea sustituida por intervenciones artificiales.

Inmediatamente, surge la pregunta: ¿cómo llegar a una aceptación indiscutida de estas ideas? Las promotoras de esta ideología intentan conseguir un progresivo cambio cultural que parte de la deconstrucción de la sociedad —comenzando por la familia, la educación y la religión, como factor que sostiene a las demás instituciones— y que culmina en la reconstrucción de un mundo nuevo y arbitrario. Veamos a continuación algunos aspectos de dicho cambio.

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