Ideología de género (VI)



Aproximación sistemática a la Ideología de género (II)

B. Ámbitos de acción.

La familia.

La familia no debe cambiar, sino desaparecer. Alison Jagger, autora de diferentes obras empleadas para los programas de estudios femeninos de distintas universidades norteamericanas, escribía: “El final de la familia biológica eliminará también la necesidad de la represión sexual. La homosexualidad masculina, el lesbianismo y las relaciones sexuales extramaritales ya no se verán en la forma liberal como opciones alternas, fuera del alcance de la regulación estatal… En vez de esto, hasta las categorías de heterosexualidad y homosexualidad serán abandonadas: la misma institución de las relaciones sexuales, en que hombre y mujer desempeñan un rol bien definido, desaparecerá. La humanidad podría revertir finalmente a su sexualidad polimorfamente perversa natural”. En otro de sus libros, afirma: “La igualdad feminista radical significa […] que las mujeres —al igual que los hombres— no tengan que dar a luz. La destrucción de la familia biológica que Freud jamás visualizó, permitirá la emergencia de mujeres y hombres nuevos, diferentes de cuantos han existido anteriormente”. Este rechazo —más bien odio visceral— a la familia viene dado por la idea de que esta institución básica de la sociedad es la creadora y el principal apoyo del sistema de clases sexo/género. Dentro de la familia, es donde aparece más nítidamente la diferencia de sexos y, para estos autores, diferente es siempre desigual y desigual siempre es opresor. Es tal la cerrazón de esta visión que incluso se llega a afirmar que no debería autorizarse a ninguna mujer a quedarse en casa para cuidar a sus hijos. Queda claro que, para los defensores de la ideología de género, las responsabilidades de la mujer en la familia son supuestamente enemigas de la realización de la mujer.

Inmediatamente después de estos planteamientos tan reductivos, aparece un nuevo derecho: el llamado “pro choice”, el derecho a decidir. Este concepto esconde dos vertientes distintas pero fuertemente relacionadas. Por una parte, el derecho a decidir en cuanto a la reproducción (entendiendo por esto, aborto libre) y, por otra, el derecho a decidir un estilo de vida (el llamado derecho a ser diferente, “raro”).

La educación.

Para los defensores de la ideología de género, como buenos neomarxistas, la educación ha de ser controlada. Un control efectivo para que las verdades naturales sean suplantadas por las pseudoverdades de la ideología. Los niños han de ser orientados hacia modos de vivir no tradicionales. No se debe exponer la figura de la mujer como esposa ni como madre, tampoco se le debe vincular a actividades femeninas tradicionales. “La perspectiva de género debe integrarse en los programas. Deben eliminarse los estereotipos en los textos escolares y concienciar en este sentido a los maestros, para asegurar así que niñas o niños hagan una selección profesional informada, y no en base a los tradicionales prejuicios de género”1. Debe desaparecer cualquier referencia a “sexo” y a la diferencia que entraña.

La religión.

Por supuesto, para poder deconstruir la familia, la educación y la cultura, es preciso hacer un esfuerzo especial para deconstruir la religión que, según dicen, es la causa principal de la opresión de la mujer. Para ello podrá llegar incluso a limitarse la participación de las religiones en el orden mundial, limitando claramente la libertad de conciencia y de religión en las instituciones educativas.

Comentarios

  1. ¿Pero esta pobre mujer está totalmente loca o qué???,¿de verdad hay gente que cree estas cosas y que trata de hacérselo creer a los demás?,me parece producto de una mente enferma,amén de que la pobre tuvo que sufrir mucho en su familia para odiarlos tanto...Yo soy mujer,esposa,madre,creyente,y orgullosa de serlo,y no me siento frustrada,ni oprimida ni tengo ganas de hacerme lesbiana,¡viva la tradición!(Es que me enervan estas cosas...)

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  2. Curiosa sintonía la nuestra. Cuando acabo de escribir en el muro de Jóvenes Católicos de Salamanca sobre una encuesta de El País y sobre la inicativa llevada a cabo en Chile, para emular a "nuestros" gobernantes, leo tu artículo que termina maravillosamente bien: "para poder deconstruir la familia, la educación y la cultura, es preciso hacer un esfuerzo especial para deconstruir la religión" Ayer en la homilía, el Padre Miguel Ángel hacía alusión a la rebelión contra los ejemplos dictatoriales identificables, pero ¿qué pasaba cunándo estos modelos no lo son tanto, sino que se construyen capciosamente en acuerdos parlamentarios con grupos anti-católicos? En ese punto... llega la "no acción", ¿contra quién?, ¿cómo?... marionetas inertes de políticos populistas. Dios nos libre de ellos.

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  3. Si Guerra afirmaba que, tras sus políticas, a España no la iba a conocer ni la madre que la parió; los defensores de estas ideologías con una visión del hombre de laboratorio, afirman lo mismo de la sociedad (y de la misma naturaleza). A mi juicio, el punto más perverso de este modo de argumentar radica en la pretensión para el hombre de una absoluta suficiencia: "no dependo de nada ni de nadie". Esto, que procede del concepto filosófico de libertad moderna, tiene una contrapartida fatal: si yo no dependo de nadie, al final todos dependen de mi. Es una nueva forma de totalitarismo con rostro maquillado. Muchas gracias por vuestros comentarios, María y Anónimo (que para mí, no lo eres tanto). ¿Podremos permanecer impasibles ante estas patrañas? No

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